Después de la charla inicial, en la que abordamos
superficialmente diversos asuntos, pregunté a Euclydes que
significaba Thelema, en la concepción de él. Me lo contestó:
“Psicología
pura. Es el conocimiento del hombre, de si mismo. Es revolver con
ciertos arquetipos que existen en la psique humana. Ponerlos afuera,
entrar en contacto con eses ellos y aprender. Eso viene desde mucho
tiempo, a través de la genética. Tenemos un conocimiento muy profundo,
pero no entramos en contacto con él. ¿Por qué? Porque la mente
material, la mente mundana fue criada y el subconsciente se quedó más
allá. Cuando uno sueña, quién habla es el subconsciente. Él te da
instrucciones, dice si estás enfermo o no. La mente que nosotros
utilizamos en el día a día es una mente artificial, para la sociedad.
Criada por las costumbres, por los tabúes. El hombre no es eso. El
hombre es aquello que está más adentro”.
El abordaje de la "magick" preconizada
por Crowley, que escribía detallados diarios (tal vez hasta demasiados
detallados) de sus prácticas, buscaba el rigor científico. El discurso
científico por veces impregnaba el habla de Euclydes, que se refirió a
los seres humanos como partículas de la grande explosión primordial. “Por
la Ley de Lavoisier, la energía no puede ser criada ni destruida,
solamente transformada. Si nosotros no estuviésemos allá en el Big
bang, no podríamos estar acá. Nuestro nacimiento fue allá. Tenemos un
conocimiento que viene desde aquella época”, afirmó.
En la secuencia, dejó escapar una provocación velada al ex alumno: “Por
eso ciertas, personas entran en contacto con alguna cosa, se
aterrorizan, creen que es el diablo y se vuelven a la Iglesia Católica.
Es difícil la gente encontrarse con la sombra. En nuestro subconsciente
también tiene la sombra, cada uno tiene que encontrarse con la suya. Es
el llamado Guardián del Portal. Entonces, hay gente que entra en
contacto con eso y se aterroriza. Dice así: '¡Ay, Jesús, toma cuenta de
mí!' y vuelve católico romano. A propósito, nunca he visto católico
romano creer en reencarnación”.
Con alguna dificultad, conseguí abordar
la polémica principal de la vida de Crowley, que dejó un legado pesado
sobre sus seguidores: el uso de entorpecentes y las prácticas sexuales
no ortodoxas a que ele se dedicaba y que registraba en sus escritos.
Descontento, Euclydes empezó diciendo que el instinto sexual es
universal. Sin esto, no habría generación, no habría humanidad. Con
todo, prosiguió, actualmente, el sexo está siendo “explotado
comercialmente de una manera estúpida”.
“Sexo
para nosotros es sagrado. Es un rato en lo cual el hombre se vuelve un
criador. Sexo para nosotros, puedes poner esa palabra, no es putada.
Mucha gente entra para la OTO pensando en 'comer' la mujer del próximo,
pero en la mía OTO, esa mía a que me refiero entre comillas, no existe
eso”, dijo, en tono de desahogo, acrecentando, con una breve sonrisa:
“A no ser que la mujer tácitamente quiera entrar en contacto sexual con
quien quiere que sea. Eso es problema de ella”.
¿Cuanto a las drogas?
“Y el
problema de las drogas, nosotros tenemos Aldous Huxley, que usó drogas
y, sin embargo, no es llamado de satanista, verdad? Experiencias con
drogas son hechas por varios científicos. Incluso la CIA y el FBI
utilizan drogas para alcanzar ciertos efectos. Pero nosotros no
defendemos el uso de drogas. Creemos que si uno quiere drogarse y
volverse bicho, el problema suyo. Si él no tiene coraje de enfrentar a
si mismo, evita utilizar drogas.”
Le provoqué con una de las frases más
conocidas de Crowley en el Libro de la Ley, “los esclavos servirán”. Él
rió y la repitió, en tono exclamativo, en seguida retomó la sobriedad: “Yo
nunca utilicé drogas. Las personas hablan de las drogas, pero se
olvidan que los yoguis son capaces de obtener el mismo efecto haciendo
aquella respiración forzada, que oxigena más el cerebro. Los indígenas
hasta hoy utilizan drogas en sus rituales, en Brasil y en Estados
Unidos hay iglesias de nativos americanos que las utilizan”,
afirmó, refiriéndose a la utilización ceremonial de la ayahuasca,
bebida obtenida a partir del cipo Banisteriopsis caapi y de hojas de
Psychotria viridia.
Cuestioné si hay, objetivamente,
adoración a la figura de Satán adentro de las prácticas dichas
thelêmicas - mistura que agrega elementos de la yoga hindú, de la
cábala judaica, de la astrología y del tarot, entre otras. Él repelió
la idea vehementemente. “Negativo!
Nunca vi, nunca vi! Yo fui discípulo del Marcelo durante 14 años, vivo
hasta hoy como thelemita, tengo mis prácticas y nunca adoré Satán.
Aunque haya por ahí varias sectas satánicas, claro”.
Para los thelemitas, explicó, Satán es
una “energía arquetípica” o egrégora, fuerza compuesta por la suma de
la energía física, mental y emocional dedicada por un grupo de personas
a algún concepto/objeto. “No es un dios o una entidad a ser adorada. Nosotros no adoramos nada. Satán es un arquetipo”,
sentenció. Cambiamos elucubraciones sobre los orígenes de la palabra.
Él destacó la existencia de un término similar en el misticismo
egipcio, derivado del dios serpiente Set, yo me acordé el origen
semítica de la palabra, shaitan, que resultó en la figura del
“Adversario de Dios” en la Biblia.
Euclydes dijo entonces que las
relaciones entre las energías habían sido descritas y catalogadas por
Crowley. El inglés preconizaba que tales fuerzas, debidamente conocidas
y combinadas, podían ser usadas para obtener resultados sobre el mundo
material. Un requisito fundamental para esto, aunque, era dominar los
símbolos contenidos Liber 777 vel Prolegomena symbolica ad systemam
sceptico-mysticæ viæ explicandæ hierogliphicum sanctissimorum scientiæ
summæ. Tratabase, segundo el autor, de una inmodesta “tentativa de sistematizar los datos del misticismo y los resultados de la religión comparada”.
Líber 777 contiene 183 tablas de
correspondencias de estos elementos místicos y religiosos. En las
compilaciones hechas por Crowley y ampliamente utilizadas en el medio
ocultista en general, es posible establecer relaciones entre las
divisiones del alma según egipcios, hinduistas y budistas; los 12
signos del zodíaco y las 12 tribus de Israel; los arcanos mayores del
tarot y el alfabeto hebraico; y hasta los órganos del cuerpo humano y
seres legendarios como duendes y unicornios. Satán aparece sin destaque
especial, al lado de otros cuatro nombres nen laa tabla 108, intitulada
“Algunos príncipes de las Qliphoth” (termo hebraico que significa
“cáscaras”, emanaciones inmateriales, potencialmente perjudiciales).
Pregunté sobre Lucifer. “En
griego, quiere decir aquél que trae la luz, el portador de la antorcha.
Es el mismo que el Prometeo, aquél que fue al Olimpo, robó el fuego
sagrado de los dioses y trajo para los hombres en una vara, con siete
nudos, que son los siete chacras. Él trajo el poder de la generación a
través del sexo, fue preso en una rocha y tal, aquella historia toda
que usted ya sabe. Prometeo es la misma historia del Satán. Aquél que
se sublevó contra Dios, contra Jehová”.
Los thelemitas, explicó, pueden entrar
en contacto con esa energía arquetípica, así como pueden entrar en
contacto con “energías llamadas Júpiter, Saturno, ángel Gabriel, ángel
Rafael, María, Isis, Venus, Osiris, Órus, Votan, Astarte”. El trabajo,
sin embargo, no es direccionado para reforzarlas (adorarlas) o para
utilizarlas de forma perjudicial a terceros. “Para nosotros, todo que no es direccionado al conocimiento y a la conversación con el Sagrado Ángel Guardián es magia negra”,
sentenció Euclydes, refiriéndose a la figura que, dentro del sistema
idealizado por Crowley, representa el verdadero yo del ser humano,
capaz de expresar su verdadera voluntad, tras despido del ego mundano.
Discutimos a partir de ahí la manera
como la riña con el cristianismo está enraizada de forma profunda en el
movimiento thelémico brasileño. Además de la personalidad de Crowley,
fue fortemente influenciado por un ensayo/correspondencia de Marcelo
Motta que quedó conocido como “Carta a un masón”
(Motta usaba la grafía “mação”). El gurú de los thelemitas se dirige en
tono al mismo tiempo indignado y condescendiente a un amigo, “mação
osiriano”, como clasifica peyorativamente. Pretende explicarle la
insensatez de alguien detentor de elevados conocimientos ocultos creer
en la figura del Jesús Cristo presentado por la Iglesia Católica
Apostólica Romana (por veces tratada por la sigla ICAR).
Entre fuentes históricas
confiables y fuentes místicas ni tanto, Motta construye su tesis de la
fabricación, por el patriarcado cristiano de Roma y Alexandria,
principales iglesias de los primórdios de la religión, de un mito que
utilizaba elementos del Adonis griego, del sacerdote esenio Jonah (João
Batista) y otros, para esconder las verdaderas palabras que el profeta
Yeheshua traía: que todo ser humano es capaz de alcanzar el estado de
gracia que caracteriza el chrestos (el ungido), iniciado que se
reconoce como encarnación del Verbo Divino, el Logos (conocimiento). La
figura de Jesús Cristo, argumenta él, es una falsedad histórica
hábilmente usada para domar el ímpetu revolucionario del cristianismo
primitivo.
Euclydes se acordó que asumió el primero nombre mágico (motto), Zaratustra, porque se sentía demasiadamente influenciado, hasta entonces, por el cristianismo. “Para
combater eso, tomé un nombre que era exactamente el opuesto. Ese
Zaratustra no es el Zaratustra de la Persia no (profeta del siglo 7,
fundador del mazdeísmo o zoroastrismo). Es el Zaratustra de Nietzsche.
Hice eso exactamente para combatir esas mis pendencias. Posteriormente,
me he visto 'solo' y tomé el nombre de Aster, que quiere decir estrella”.
Mientras hablábamos sobre la llegada de
thelema a Brasil y ordenes secretas de aquí, en general y algunas en
particular (como la Fraternitas Rosicruciana Antiqua, FRA, y la Antigua
y Mística Orden Rosa Cruz, Amorc) Euclydes afirmó ser su opinión
personal, compartida por Motta cuando vivo, que el verdadero suceso de
un orden o religión está ligado a la renuncia al poder material. “Siempre
que un orden crece económicamente, financieramente, disminuí filosófica
y espiritualmente. Los ordenes secretas que se vuelven fuertes son
exatamente las perseguidas, que viven en situación económica difícil.
Eso, el Marcelo siempre me alertó”, explicó.
Los alertas de Motta fueron bien incorporados por el discípulo. En su blog, Blacklight (Luz
negra)*, criticó la preocupación del Califato (O.T.O. de los Estados
Unidos) con las recetas de la venta de libros de Crowley. “Se
comprende ser un deber sagrado combatir qualquiera tendencia
contrariando este derecho, o procurando locupletarse social o
financieramente utilizando Thélema como disculpa. Qualquier thelemita
mantiene bien claro su repudio a esos que vienen actuando así durante
años, sea en Brasil o en qualquier otra parte del mundo”, afirmó, en postaje de 14 de noviembre de 2009.
Meses antes, en julio de 2009, en un
post sob el título “Alerta general”, denunció la utilización indevida
del nombre del propio orden que crió para la obtención de retorno
material. “Este alerta es para
hacerse conocido por todos que la Sociedad Nuevo Aeon está en estado de
retiro desde el año 2001, tras la muerte del Sr. Tarcisio de Oliveira.
“Sin embargo algunos individuos inescrupulosos están usando el Nombre
de la Organización para extorsionar dinero de incautos, alegando tasas
de iniciación. Sepan todos que uno de los princípios básicos de la
Organización proíbe de manera tácita y vehemente el cobro de tasas
(dinero, etc) para iniciaciones u otras qualquieras atividades de la
Sociedad”, escribió, firmando como supervisor general del orden.
Las sucesiones conturbadas en el medio
thelemico colaboraron para desvirtuar el foco de los trabajos mágicos,
según mi entrevistado, que mantuvo contacto por correspondencia con
Kenneth Grant, discípulo directo de Crowley por más de una década. “Él
(Grant) empezó a ligarse a un sistema que llamamos de tifoniano,
mesclando (thelema) con aquellas historias de seres extraterrestres y
tal, confundió la cosa toda. Mi organización acá era registrada en el
santuario interno de la O.T.O., pero después comenzé a afastarme de él.
Quién comenzó a ligarse a él fue una persona de Minas Gerais, que
comenzó a inventar montones de cosas que no interesan a nadie saber,
pero él tiene el derecho de hacer lo que bien entender. La cosa comenzó
a emerger, comenzó a surgir O.T.O. para todos los lados”.
En la esterilla de esta proliferación de
ordenes secretas, dijo él, hubo hasta la insólita venida a Brasil del
escritor y ocultista americano Lon Milo DuQuette* - especialista en la
obra de Crowley, “oficial administrativo nacional e internacional” de
la O.T.O. desde 1975 y “vice gran mestre” del orden en los Estados
Unidos desde 1994, de acuerdo con su website. DuQuette, famoso por su
visión bien-humorada sobre el ocultismo, fue a un hospital de Rio
encontrar Euclydes, que convalecia de su tercero infarto.
“Ellos
pidieram al médico para liberarme, vine hacia acá y me
iniciaron aquí, en ese departamiento. Sacamos fotos”,
contó, divirtiendose, acrecentando que ellos vinieron acompañados de un
brasileño, autodenominado frater Iskuros, que sería el lider del ramo
oficial del grupo en el país. “Fui a
una cierta reunión y tuve una desavenencia con él, infelizmente. Ahí,
me alejé com-ple-ta-men-te de la OTO americana. Hoy en día, somos
amigos, nos llamamos, nos hablamos, todo eso. Aproveché que yo ya tenía
fundado la sociedad Nuevo Aeon, empezé a trabajar con la Nuevo Aeon y
fundé la OCT, que es el Orden de los Caballeros de Thelema”.
Su irritaición con las organizaciones thelemicas era visible. “Existe
un grupo ahí que está formando, la OTOM. Ordo Templis Orienti Mundi.
Ellos van a trabajar ahí y yo voy a apoiarles hasta el punto en que yo
creer que están siguiendo correctamente la lei de Thelema. Si no, yo
salgo fuera. No estoy... ellos saben de eso, perfectamente, no estoy
acá para eso no. Ya estoy muy viejo!”
Seis meses después de esta afirmación,
él rompería, también por el blog, con la O.T.O.M., en un post
intitulado simplemente “A quien interesar pueda”:
“Informo
para conocimiento de todos que yo, Euclydes Lacerda de Almeida, NO SOY
MEMBRO DE LA ORGANIZACIÓN DENOMINADA OTOM, como explicito en documento
acá postado, y que mi nombre y foto fueron publicadas en el "blog" de
esta organización sin mi permisión. No concordo con las filosofías y
conceptos pertenecientes a la Organización arriba mencionada, y quien
afirmar al contrario está engañado o engañando. Soy Thelemita y no
coaduno con ideas un tanto esdrújulas con resaibos de otras corrientes
de pensamiento contrarios a la doctrina Thelémica que no abraza,
concuerda o emiten ideas de diferencia de razas y otros prejuicios
extraños a la nuestra Doctrina en que "Todo hombre y mujer es una
estrella". Soy, y siempre seré un representante de Thelema en nuestro
pais, pero no el único. Otrosim, deseo avisar, a todos los interesados,
que estoy a las ordenes de qualquier persona que desee mayores
aclaraciones a respeto del asunto. Pero que las cuestiones sean hechas
dentro de los padrones de respeto usados por personas civilizadas y
educadas.”
Las palavras de Crowley sobre no querer seguidores resonaban las del emblemático Jiddu Krishnamurti,
para el cual Euclydes llamó mi atención en determinado punto de las
charlas. Educado desde los 13 años por la Sociedad Teosófica - de la
cual su padre era secretario - para ser el Instructor del Mundo, el
indiano disolvió, en 1929, el Orden Internacional de la Estrella del
Oriente, criada para ser su vehículo. Declaró que ninguna secta o
religión organizada daría aceso a la “tierra sin camino” de la Verdad.
A pesar de rechazar la autoridad de guía espiritual, Krishnamurti, caso
de rara honestidad intelectual en el medio ocultista, continúa siendo
practicamente idolatrado y sus ensinamientos, tratados como la palabra
de un mestre.
Comenté como parecía difícil tener la
lucidez de negar el papel de prominencia que todos ansiaban por
ofrecerle. “Yo le admiro mucho por
causa de eso. Él podría tener asumido todo! Pero dijo 'no, yo no soy
nada de eso, soy un hombre como otro cualquiera'”. Euclydes
concordó conmigo que Crowley poseía la misma característica. “Es, sí,
él mismo decía: 'no crean en mí!'”. Afirmé, entonces, acreditar que
Crowley deliberadamente no dejara un herdero inequívoco. La reacción
fue entusiasmada. “Él hizo igual a
Alexandre (Magno). ¿Sabes qué hizo Alexandre? Cogió los cuatro
generales de él y dijo 'lo más fuerte será mi sucesor'. Apareció
Ptolomeu, apareció un montón de gente. Él no entregó nada! El hombre
que tomaselo! Es lo que está escrito en el Libro de la Ley. Es la Ley
del más fuerte. 'Los esclavos servirán'. Quien sigue Crowley como
hombre es un esclavo, porra! Es un esclavo!” .